Una de las grandes alegrías de la Carne es saber que la noche del 25 de junio nos van a visitar y a deleitar con su poesía que nos gusta tanto, Concepción Bertone, de Rosario, y Enrique Butti, de Santa Fe ¡y para todo el mundo! Los poetas añadirán su fuego para que la salamandra de Carne Argentina aumente el calor de todos los corazones.
Aquí sus biografías.
Enrique M. Butti es autor de novelas (‘Aiaiay‘ -Sudamericana, 1986-; ‘Indí‘ -Losada, 1998- y "El Novio" -El Cuenco de Plata, 2008), cuentos (‘Solfeo‘ -Eco, México, 1990- y ‘La daga latente. 9 cuentos casi policiales’’ -Colihue, 2006-); teatro, de varias novelas de aventuras (publicadas en Colihue) y antologías varias (en Homo Sapiens). Vive en Santa Fe y trabaja como periodista.
Los versos que siguen son un adelanto de los poemas que compartirá con nosotros el 25.
¿Que te creirás eterno/que estás perdiéndote/en el espacio del tiempo/por escucharme floriar?/¿Y qué andai esperando/deste pueta/que no ha sabido/ni consolarse/col silencioy en too’ caso tirarse/por esperar floriarse otro/que capaz quién dice/tenga musa, ton y son?
Concepción Bertone, de su puño y letra.
Nací un 23 de abril entre el amanecer y el medio día, en la Maternidad Martín de Rosario. Soy la primera hija de mis padres, la primera nieta de mis abuelos maternos y paternos, por eso me llamaron con los nombres de mis dos abuelas Concepción y Carmen. Mi apellido es Aversa, que también es el nombre de una pequeña ciudad del sur de Italia, cerca de Calabria de donde vinieron mis nonos con mi papá muy niño, huyendo de los camisas negras y del dolor de la guerra. En el entorno proletario y bondadoso de mi barrio viví los días más felices y descubrí mi vocación cuando aprendí a leer y escribir, a los 4 años, jugando a la maestra con mi tía. Mi madre me llevaba a la radio LT2, los domingos, donde canté obligada por su deseo esos tangos que ella me enseñaba. Tenía una hermosa voz y quizás un futuro venturoso, pero no era ése el lugar donde quería cantar, el lugar era la intimidad del papel: la poesía que me hizo libre, y que me dio en su misterio el amor de mis amigos poetas, esa secreta Trilce generosa.
CITA
Me he emboscado en antiguas cartas de amor/
pero no hay “un bosque tan santo/
que no pueda ser talado” dicen/
las manos que han despejado la tierra/
alrededor/
de los pálidos narcisos. Yo soy esa ballena/
arponeada en el Ártico de una vida anterior/
que aún cruza esta agua, terca,/
busco el armiño de otro polo, blanco/
en invierno, pardo en el verano, salvo la punta/
de su cola negra, en cualquier estación. Allí/
te aguardo.
(De Citas, bajo la luna, 1993)