11.4.11

Marcos López

Como no me animo a cantar, a lanzar el grito que se transforma en llanto, luego en protesta, en orgasmo, en locura y en muerte… tengo que recurrir a las imágenes. Me aguanto depender de la tecnología, cuando en realidad lo que más me gusta es pintar. Pintar al óleo paisajitos con caballete. Me gustaría ser indio. Cabalgar sin montura, robarle la mujer al primer blanco que se me cruce en el camino y luego degollarlo sin que me tiemble el pulso. El salvaje no siente culpa. Y no necesita representantes, críticos, periodistas, buenos modales, página web, club de fans, ni galeristas. [Vuelo de cabotaje]

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