La protagonista y narradora de Elecciones primarias no encaja, así como no encajan en la novela las comas: está escrita así, de corrido, en pequeños párrafos, en los que el punto y aparte permite tomar un poquito de aire, como si uno estuviera trotando, como si el lector fuera esa niña desencajada que atraviesa corriendo lo poco que le queda de infancia. Hopenhayn elige narrar, de la infancia, la incomodidad: chicas en los años 70 terminando la escuela y no terminando de entender eso que empieza a suceder a su alrededor: las bombas, los secuestros, la sangre: ni la que se derrama afuera, en la calle, ni la que empieza a correrles, mágicamente, por la entrepierna.
"Cuando Esther empezó con lo de la sangre en la cola pensé que nos íbamos a pelear otra vez.
Apenas surgía algo relacionado con la sangre la cosa se ponía reñida.
Las chicas también decían que habían visto bombachas con sangre en su casa Alicia contó que había encontrado un algodón tirado en la basura del baño y lo había observado por el microscopio no era como la sangre que te sale del pulgar cuando lo pinchás se la veía más oscura y gelatinosa. Sangre vieja dijo Esther."
Estamos muy contentos de tener a Silvia Hopenhayn en Carne Argentina!
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