4.7.10

El texto que Albertina escribió para Carne

Cuando se termina una película no se termina, empieza otra cosa, un momento horrible de la vida: la promoción de la película. En general, cuando hago una película es para sacármela de encima. Para olvidar un tema que me viene rondando, acosando, hace años. Son exorcismos. Plasmo esas expulsiones en la pantalla para cambiar de pensamiento. Y luego de todas las instancias que implican la realización de un film -¡que elegante suena film!-, quedo agotada, exhausta, muchas veces desilusionada y otras tantas destrozada. Porque ese pensamiento que me ha perseguido como los ojos de un torturado, durante años, ha logrado atravesarme los órganos, descomprimirme la mirada y afianzarme en la vagancia. Cada vez que veo la primera copia de una de mis películas pienso en vacaciones, es lo único que se me ocurre. (...) . Para leer completo pinchá aquí!

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