Generalmente es al revés, los organizadores de los festivales
suelen ser celosos con sus invitados. Nosotros tuvimos la suerte de que el
Filba (agradecemos especialmente a Patricio Zunini) nos comparta a uno de sus
invitados internacionales. Se trata del poeta colombiano Juan Manuel Roca, que
nos traerá sus versos con tonada caribeña. Una poesía que hasta ahora casi no
hemos escuchado en nuestro ciclo. Lector obsesivo de César Vallejo, Juan Rulfo,
Rimbaud y Lautréamont, Roca forma parte de la llamada Generación Desencantada,
que publicaron sus primeras obras en los 70, con más de 30 libros editados.
Dicen que Juan Manuel está encantado de venir al ciclo, así que solo falta que
ustedes reserven palco, queridas vaquillonas.
ALEXANDER PLATZ Y OTRAS
VETUSTAS MELANCOLÍAS
Aún hay un muro invisible,
Heridas en el aire,
Esquirlas de una feroz melancolía.
Cruzamos un parque. El viento nocturno
Mece un columpio
Donde Nadie se balancea.
El balanceo de un columpio vacío
Puede ser la evocación del niño que fuimos
Visitado a deshoras.
Tres bellas muchachas berlinesas,
Gretel, Else, Nelly,
Se sientan en un banco a la espera del tren
Y ríen tras grandes botellas de cerveza.
A Alexander Platz,
Desangelada planicie, fría como bayoneta,
Se desemboca desde la mesa de Döblin
Y su retícula secreta.
Vamos de Alexander Platz al silencio,
De los rieles de la Estación del Zoo
A un café del pasado. Evocamos,
Dos viejos amigos que hace 20 años no se ven,
La ciudad de piedra esmeril
Que se acurruca en una meseta de los Andes.
Para entonces, ruidosos y feroces,
Hablábamos y discutíamos hasta las cenizas de la noche.
Éramos un grupo de impacientes
Que pensaba posible lo imposible
Hasta convertir en brasas la palabra
Mientras el cielo de Bogotá preparaba
Con sigilo de gato la alborada.
Ir por Alexander Platz
Y a la vez recordar una ciudad
Que devoró todas las noches nuestros pasos,
Es como cambiar de página o de libro,
De calendario o ventana. Arriba,
El cielo de Berlín parece condecorado de estrellas
Como las migas de país natal que llevo,
Sin saberlo, en los bolsillos del abrigo.