¿Quién, de chico, no ha jugado al juego de la copa? ¿Quién no ha sentido la tentación de atraer al mundo de los vivos a aquellos que ya andan por ahí vestidos con las transparencias del limbo? Cuando uno se metía en esos juegos audaces de convocar a los muertos y bombardearlos a preguntas siempre buscaba manos amigas de las que agarrarse para hacer mover la copa (ay, la última del juego de cristal del casamiento de mamá y papá, si el espíritu se retoba y la hace pedazos, estamos fritos!). Manos amigas que sudaran igual que las nuestras en la aventura del cagazo si al muertito se le daba por contestar. Manos amigas de las que agarrarse fuerte para no salir corriendo cuando la copa empezara a moverse. Esto es más o menos así. Por eso Carne Argentina invitó a Mariano Fiszman, escritor y traductor, discípulo y amigo de Néstor Sánchez para que nos lo traiga de vuelta, un rato, la noche del 26 de agosto. De la mano amiga de Fiszman vendrá Sánchez, su recuerdo entrañable, su sonrisa enorme, contagiosa, del que se ríe con toda la cara.
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