La letra preciosa de Leopoldo, en su voz
magnética abriendo la noche con imágenes de indias que corcovean hasta
romperse para no ser muertas ni en la jaula, ni en el degüello. La
gracia y la elegancia de Gabriela sorprendiéndonos de risa y de gusto en
un geriátrico con tomas de karate en la conciencia del despojo que se
avecina. La emoción mesurada de Guido y su capacidad de
mirar incluso ahí donde está envuelto, devolviéndonos a Marta Lynch de
la desidia del discurso acostumbrado. La caricia de Susy, que se le va
de los dedos, en el viento, al pasar; abrazándonos a todos con su voz,
sus libros y su caja, en el fogón que ardía invisible; bella, poderosa
heroína de historieta en el convoy de Once a Moreno.
Estos nuevos y ya entrañables amigos de Carne Argentina reconfirmaron nuestras ganas, nuestra felicidad de hacer, de mugir a pata suelta. Además de ustedes, queridas vaquillonas, las más fieles de las fieles, variopintas, respetuosas, disfrutadoras de la pastura que les preparamos cada una de nuestras noches en La Tribu.
Hasta noviembre, queridas todas, hasta la presentación de la Colección Verano.
Gracias.
Estos nuevos y ya entrañables amigos de Carne Argentina reconfirmaron nuestras ganas, nuestra felicidad de hacer, de mugir a pata suelta. Además de ustedes, queridas vaquillonas, las más fieles de las fieles, variopintas, respetuosas, disfrutadoras de la pastura que les preparamos cada una de nuestras noches en La Tribu.
Hasta noviembre, queridas todas, hasta la presentación de la Colección Verano.
Gracias.
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