La discusión sobre si la poesía debe ser o no política y social -un reflejo, una denuncia- es eterna. La respuesta de que toda poesía es política y social, es un tanto ambigua o inexacta. Pero más allá del deber ser (después de todo ¿por qué le exigimos al arte que sea algo más?), cuando aparecen dos poetas que hablan fuerte y claro sobre temas tremendos como el femicidio, la violencia de género, chicos desaparecidos, uno le agradece a la poesía que sea política y social. Dejar de mirarse tanto el ombligo, una constante de la poesía argentina de las últimas décadas, y mirar un poco qué pasa ahí afuera o puertas adentro, en la vida de personas que sufren el horror y de las que, de vez en cuando, generalmente cuando ya es demasiado tarde, nos enteramos por televisión.
Marie Gouiric escribió un poema demoledor que se llama Ley 26.485. Es de Bahía Blanca, poeta y artista plástica, y da clases en la escuela Belleza y felicidad, de Villa Fiorito y en otras escuelas de la ciudad de Buenos Aires. Nicolás Correa publicó este año el poemario Virgencita de los muertos, una serie desgarradora que toca el Caso Candela pero, sobre todo, denuncia el desamparo espantoso en el que viven las niñas y los niños de nuestro país.
Para Carne Argentina es un orgullo que Marie Gouiric y Nicolás Correa, dos poetas jóvenes que se animan a tomar al toro por las astas, nos acompañen el jueves 29 de noviembre. En el bar de La Tribu, ellos se van a parar delante de ustedes y van a llamar las cosas por su nombre.
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