Esther Cross es una escritora que campea distintos frentes: además de cuentos y novelas, publicó Bioy Casares a la hora de escribir, un libro de entrevistas en colaboración con Félix Della Paolera. Y es que antes de frecuentar a Bioy, la Esther niña, vecina de la Recoleta, veía al escritor y a Silvina Ocampo haciendo las compras por el barrio.
Además de cuentos y novelas y estas entrevistas a las que se suma Conversaciones con Borges en el taller literario, Cross es también traductora. A ella le debemos impecables traducciones de Richard Yeats y William Goyen. A propósito de la traducción dice: “un escritor que traduce no puede salvarse, por suerte, de que el trabajo de traducción influya en su escritura. Es imposible. Muchas veces -a mí por lo menos me pasaba, traduciendo a Yeats-, que tenía la sorpresa buena de que me daba cuenta de que sabía más inglés de lo que yo pensaba. Pero también me daba cuenta de que estaba mucho menos en dominio del castellano, que es mi idioma, de lo que yo creía (…) Entonces, cuando después de eso, volvés a sentarte a escribir, ya es distinto. El diccionario, el lenguaje, que tenés en la cabeza es una especie de big-bang de recursos del que sos mucho más consciente”.
Esther Cross decidió convertirse en escritora a los 17 años. Cuenta que cuando se lo comunicó a su padre, profesor de literatura, él salió a comprarle Un cuarto propio, de Virginia Wolf. El 21 de marzo, cuando las primeras hojas del otoño caigan, oiremos crepitar uno de sus preciosos relatos en Carne Argentina.
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