El 7 de abril de 1890 nace Ramona Victoria
Epifanía Rufina Ocampo. Ahí sí que había para elegir, y ella eligió. Se daría a
conocer como Victoria Ocampo. La primera hija de un matrimonio de la
aristocracia criolla, la primera de seis hermanas. Criada entre la alta cultura
y el saber estanciero, Victoria como sus hermanas, hablaban los idiomas del iluminismo
y el progreso: "Mi institutriz era francesa. He sido castigada en francés. He
jugado en francés. He rezado en francés". Aprovecha sus privilegios, viaja, lee
con voracidad, escribe infinidad de cartas, se frustra por no poder seguir su
deseo de ser actriz (su padre repite una y otra vez: “el día que una
hija mía suba a un escenario, en ese mismo momento, de un balazo me vuelo la
tapa de los sesos”). Conoce hombres a los que ama o seduce, se casa una vez y
la traicionan. Nunca más. Se dice que su vida amorosa y sexual era generosa.
¿Un desquite? Cuenta en su Autobiografía: “Hasta mi primer baile se puede decir
que no había tenido ocasión de hablar con muchachos. Hablar por teléfono,
escribirse cartas, invitar a casa a algún muchacho que no fuera de la familia,
no se practicaba ni se admitía. A los 17 años, como prueba de liberalidad, se
me permitió jugar al golf en Mar del Plata con muchachos que eran hijos de
padres conocidos. Las madres seguían nuestros movimientos con anteojos de larga
vista… Todo eso fue alentando mi rebelión”.
Victoria sigue viajando y se codea con los artistas e intelectuales más
relevantes de su época, se transforma en una especie de embajadora cultural,
los trae a Buenos Aires, los hace traducir, los difunde en su propia revista, así
como también difunde a escritores rioplatenses (Borges, Cortázar, Onetti). Antinazi,
antifascista, antifranquista, antiperonista. Esta era su línea enemiga, sin
matices. Aparte del mecenazgo individual, dona dinero a causas feministas y
culturales. Muere de cáncer en 1979 en su casa de Villa Ocampo.
Entonces
nosotros pensamos: quién mejor que Hugo Salas, que acaba de terminar una novela
cuya protagonista es la mismísima Victoria Ocampo (tan o más desfachatada que
la original), para encargarse de este homenaje. Y lo invitamos nomás. Ya
estamos paladeando por anticipado su venida, y la de ustedes también. Los
esperamos el jueves 23 de mayo, 21:00. Bar La Tribu. En esta fecha que dimos en
llamar LAS DESCENTRADAS.
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