14.9.10

Susana x María Inés

Apenas bajan las luces del bar, la gente deja en suspenso sus charlas y todo queda en silencio. No es necesario chistar para que se callen, ni pedir que apaguen los celulares. Todos saben que cuando bajan las luces, algo está a punto de pasar.
María Inés Aldaburu era una más en alguna de esas mesas, también en una ronda de amigos, de conversación animada y risas. Ella también quedó en silencio antes de pararse, resuelta, con la resolución de su cuerpo diminuto y elástico, y decir, en voz bien alta, empezar a decir en voz bien alta los versos de Susana Thénon.
¿Por qué llora esa mujer? ¿Por qué llora? ¿Eh? ¿Pero por qué?
Caminar entre las mesas hasta el círculo de luz que marca el escenario. Seguir diciendo y moviéndose, increpando con los versos de la otra en la boca y en las manos y en la cara. Porque así dice María Inés, con todo el cuerpo que se vuelve gesto.
De este lado, en la oscuridad, todos seguimos embobados el movimiento de sus manos, las palabras de Thénon que reviven y nos provocan asombro, sonrisas y algunas carcajadas. Si María Inés mueve las manos así, nosotros no queremos ser menos, no podemos esperar a que termine para chocar las nuestras, para aplaudirla hasta que las palmas arden.
Se agita la llama de las velas con el vientito que hacen sus manos moviéndose todo el tiempo, adentro y afuera del círculo de luz, como dos ánimas.

6.9.10

Néstor x Mariano

Si los poemas de Barrandéguy trajeron a la noche en La Tribu el rumor del río, de los sauces inlcinados sobre el agua, Mariano Fiszman trajo el rumor de la calle Cabezón al dos mil y pico los mediodías de sábado cuando se llegaba hasta allí para ver a Néstor Sánchez. Fue como si todos estuviésemos apretujados en el comedor con los postigos cerrados de la vieja casa familiar, escuchándolos hablar mientras hacían cantar el mate por turno. Porque Mariano contaba anécdotas de Sánchez y sonreía y movía la cabeza como si lo estuviese oyendo, como si el propio Néstor le fuese dictando esos comentarios desde donde quiera que esté. Esa noche fue como si Sánchez estuviese allí, bebiendo su toro viejo con hielo, entre nosotros. Y un poco estaba en serio porque entre los que escuchábamos y sonreíamos, estaba su hijo. Y estaba Mariano, su discípulo y amigo. Y estábamos los que, sin haberlo conocido, lo queremos tanto. Y estaban los que empezaron a quererlo esa noche a través del relato de Mariano.

2.9.10

Emma x Andi & Juan

Escucharla y verla en la entrevista que María Moreno (la divine Moreno) le hizo para el extinto Canal de la Ciudad, era una sorpresa que había que contener para no perderse ni un solo gesto, ni una sola palabra. Leer HabitacionesEd. Catálogos, 2002-, crónica de un amor que atraviesa gran parte de su vida, también fue un placer inmenso y alegre y lo que siguió en la lectura es un ensayito extraño sobre la relación entre Mastronardi y Gombrowicz. En 2009, Ediciones del Copista publicó sus Poesías completas (así, en plural), una hermosa compilación de sus poemas, que hay que agradecer como un gesto de verdadera responsabilidad y osadía editorial. Sin embargo, leer en alto y frente al público a Emma Barrandéguy no es sencillo. Sus poemas tienden a ser una enunciación íntima, aun cuando son clarísimos estandartes parecen hablarle a la oreja de alguien que siempre está próximo, armarse en el trayecto ínfimo entre quienes están reunidos puertas adentro. Y ahí está una de las cuestiones esenciales de las lecturas que organizamos, la posibilidad de escuchar como nuevos a autores que conocemos de antemano. Eso pasó en la noche de Carne Argentina habla con los muertos, cuando despuntaba la lectura, mientras Andi Nachon y Juan Fernando García, con evidente amor por la poeta, se metían en esa otra Gualeguay que es la Barrandéguy. Después de eso, uno se quedó con la necesidad de volver a sus libros, a releerla a la luz de un acercamiento distinto, reposado y con acentos que se desconocían. Vivo y coleando, ahí está, tan mágico otra vez, el rito de nuestras lecturas. Gracias a Andi y a Juan, por traerla con tanta sensibilidad para nosotros, tan viva, tan hermosa y única: Emma Barrandéguy.