26.5.13

Crónica de una noche descentrada


Otra de las razones por la que nos gusta hacer el ciclo es que recibimos un público tan groso que merece el mejor menú. El amigo Fernando Mendez, habitué de carne argentina, tiene la costumbre de devolvernos unas crónicas preciosas de las lecturas. Esta es la que nos mandó a propósito de la noche del jueves 23 de mayo. ¡Gracias!


LAS EXCÉNTRICAS

Decidí pecar.
Pues no menos que eso es intentar una (muy breve) crónica de lo sucedido/vivido en la Colección Otoño 2013 de Carne Argentina cuando la primera intérprete es María Moreno.
La presentación estuvo a cargo de Julián López, un poco más corta que otras veces, pero siempre con sus palabras justas y, sobre todo, con su poética habitual.
El texto de María Moreno a propósito de la muerte de Adelaida Gigli en 2010 y la posterior lectura de algún texto de la escritora fueron un claro ejemplo de la (terrible) realidad, sin medias tintas ni revisionismo económico, de lo que les sigue sucediendo (el tiempo verbal es el necesario) a los desaparecidos.
Palabras de María Moreno: Adelaida no decía “todos los desaparecidos son mis hijos”. La ausencia de Lorenzo Ismael y María Adelaida hace astillas el símbolo, descree de la ley, no hay memoria que se transmita “de memoria” y de generación en generación, no se inscribe en la historia sino que se lleva en la carne hasta el propio fin; como si Adelaida no quisiera nada de la lengua en que se dio la orden de secuestro, se administró la tortura, se renovó la injuria sobre los cuerpos supliciados y se planeó el “traslado” seguido de muerte.
Luego Vanina Escales siguió con Salvadora Medina Onrubia, anarquista y feminista, cuya vida, y obra, han sido eficazmente olvidadas por la historia escrita por hombres. Más importante para el recuerdo fue su marido, obvio.
Palabras de Salvadora Onrubia (desde la cárcel): Señor general Uriburu, yo sé sufrir. Sé sufrir con serenidad y con inteligencia. Y desde ya lo autorizo que se ensañe conmigo si eso le hace sentirse más general y más presidente. Entre todas esas cosas defectuosas y subversivas en que yo creo, hay una que se llama karma, no es un explosivo, es una ley cíclica. Esta creencia me hace ver el momento por que pasa mi país como una cosa inevitable, fatal, pero necesaria para despertar en los argentinos un sentido de moral cívica dormido en ello. Y en cuanto a mi encierro: es una prueba espiritual más y no la más dura de las que mi destino es una larga cadena. Soporto con todo mi valor la mayor injuria y la mayor vergüenza con que puede azotarse a una mujer pura y me siento por ello como ennoblecida y dignificada. Soy, en este momento, como un símbolo de mi Patria. Soy en mi carne la Argentina misma.
Intervalo fumador, inevitable.
Con Emma de la Barra, especie de George Sand argentina, autora del primer best-seller argentino, la novela Stella hizo su aparición.
Rescatada del olvido por la colección Las Antiguas de la Editorial Buena Vista, la recordó y leyó Mariana Docampo.
Gran best-seller de la época (más de uno la envidiaría hoy en día), a pesar del significado negativo constante de la expresión para el ámbito literario, tuvo que publicar su novela bajo un seudónimo masculino, César Duayen.
Luego de escuchar a Mariana Docampo daban ganas de salir, a esa hora de la noche, a buscar una biografía de Emma de la Barra y, si no existía, comenzar a escribirla.
Como nos tiene acostumbrados el Ciclo Carne Argentina, luego de tanta carne, el postre, con su frutilla. Hugo Salas habló y leyó a Victoria Ocampo.
Contó cómo llegó a ella, sus prejuicios (los de la Academia, cuándo no), su atracción. Contó y leyó anécdotas, algunas graciosas (por ejemplo cuando vio en un noticiero cinematográfico a las fans de The Beatles en Londres) y otras no tanto (las “cosas de mujeres” que no se hablan delante de los hombres; por supuesto Victoria Ocampo se rebeló).
Victoria Ocampo fue una mujer que cometió muchos “errores”: ser feminista, ser rica, ser culta, se generosa, ser antiperonista, y varios ser más.
Pero también tuvo miedos. Comparto con ella el miedo a los truenos.
Creo que todos los que escuchamos a Hugo Salas esperamos con ansias su novela que la tiene a Victoria como protagonista.
Las cuatro escritoras se han visto inmersas en la historia (intelectual, política, artística) del país, pero han sabido escapar a la generalidad.
No las sentí descentradas, sino excéntricas. No intento un juego de palabras. En todo caso, excéntricas o descentradas, lo cierto es que han sido mujeres que supieron ver, y actuar, más allá de los “centros” que marca el “deber ser” social. Las circunferencias son inaccesibles porque los centros son diversos.
El “sillón de los escritores”, intervenido por la artista María José Algueró, con fieltro color rojo, que emula la sangre, justo para el comienzo con Adelaida Gigli y sus desaparecidos, estaba lleno de mariposas, símbolo de la libertad, y de corazones.
Los corazones eran del color negro de la sangre coagulada, quizás sangre agotada de fluir en cuerpos de vidas tan intensas. 

23.5.13

Esta noche



Ciclo Carne Argentina presenta
"Las descentradas"

Mariana Docampo lee EMMA DE LA BARRA
Hugo Salas lee VICTORIA OCAMPO
Vanina Escales lee SALVADORA MEDINA ONRUBIA
María Moreno lee ADELAIDA GIGLI

Intervención plástica: María José Algueró

Bar de La Tribu [Lambaré 873]
Entrada gratis



21.5.13

María José Algueró


La artista visual María José Algueró nació y se crió en el barrio de Pompeya y, desde hace varios años, vive y trabaja en un precioso atelier de Palermo. Sus obras no sólo se exponen en galerías de Buenos Aires, si no también en Italia y España. Un diario valenciano ha dicho de su obra: "Los colores son sus elementos de expresión; como signos de puntuación en una poesía, marcan tendencia, vibraciones, límites y elevaciones a lo sublime, pasan de lo etéreo a lo locamente increíble". En esta fecha de Carne Argentina, María José Algueró es nuestra artista invitada a intervenir el sillón de los escritores. Estamos muy contentos de recibirla en La Tribu, una descentrada como las escritoras que estaremos homenajeando este jueves 23 de mayo.

Adelaida Gigli


"Ningún torturador tendrá mi boca" es una de las frases con las que termina un cuento de su libro Paralelas y solitarias y, en ese defensa temeraria, la autora que homenajeamos funda una manera propia de contar la historia, una manera arriesgada -que no obedece a ninguna de las formas del deber ser-, una manera paralela y solitaria de meterse en el discurso de la memoria. Adelaida Gigli nació en Italia en 1927 pero su familia pronto se instaló en Buenos Aires; aquí estudió Filosofía y Letras y formó parte del grupo de intelectuales que fundaron y dirigieron la legendaria revista Contorno. Junto a David Viñas, con quien estuvo casada por unos pocos años, fueron padres de María Adelaida y Lorenzo Ismael Viñas, a quienes en 1976 la dictadura militar secuestro y desapareció. La más cerrada soledad -por la obviedad trágica del momento pero también por un posicionamiento particular e inocultable que eligió para sí misma y para pararse frente al horror- parece ser el derrotero de Adelaida tras la desaparición forzada de sus hijos hasta su vuelta a Italia, donde retomó su trabajo de artista y sus escritos. Por suerte, aunque sea trágico que su legado sea una suerte, nos queda su libro para asomarnos, no ya a entender lo inentendible, pero sí para dar cuenta, para completar, para agradecer lo particular y lo valioso. Y para más suerte, la tenemos a María Moreno para que nos ayude a desanudar, a deshacer prejuicios que impiden el encuentro con las palabras, con las elecciones a contrapelo. En esta fecha especial de homenajes a mujeres argentinas -la Argentina es mujer, qué duda cabe-, que Moreno nos traiga a Gigli es un lujo que raspa y que nuestro ciclo pueda contener y recibir a la voz de Adelaida Gigli, esa voz de nuestra historia que merece un lugar en el presente, nos llena de satisfacción. Los esperamos a todos.



17.5.13

Salvadora Medina Onrubia



Salvadora Medina Onrubia comete todos los pecados imaginables para una mujer de principios del siglo XX: es madre soltera a los dieciséis, militante anarco feminista, periodista, escritora, dramaturga, y recién acepta casarse con Botana después de haber tenido el tercer hijo en común. Salvadora es distinta, así como también son distintas Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y Victoria Ocampo, con las que comparte amistad o temperamento.
Nace el 23 de marzo de 1894 en La Plata y vive su infancia en Gualeguay, Entre Ríos. Dice ser descendiente de una princesa, Flores de Labernie, pero parece que en realidad es hija de "Brasitas de Fuego", una ecuyére que bailaba sobre un tambor en un circo y que pronto va a ser abandonada por su marido.
Llega a Buenos Aires con el deseo de estrenarse como dramaturga, acá encuentra amor y financiamiento para sus proyectos: el director del exitoso diario Crítica, el Citizen Kane rioplatense, Natalio Botana, se enamora de ella apenas la ve. Por su casa pasa desde Neruda hasta García Lorca; en el sótano de su quinta el mexicano Siqueiros pinta el famoso mural. Arte y política a la par. Salvadora participa en la planificación de la fuga del anarquista Simón Radowitzky, protege a Severino Di Giovanni, y sufre la cárcel durante la dictadura de Uriburu. Mientras tanto escribe una docena de obras entre teatro, cuento, poesía y novela. Nosotros le robamos uno de sus títulos para esta fecha de Carne Argentina: Las descentradas.
Pensamos en las dos a la vez. Salvadora Medina Onrubia leída por Vanina Escales, ensayista y periodista. Sabíamos que venía trabajando desde hacía tiempo en una biografía, pero mejor que lo cuente ella: “Lo que estoy escribiendo es una biografía intelectual de Salvadora. Empecé la investigación hace muchos años. Visité a Emma Barrandeguy en Gualeguay, le cociné pastelitos de manzana a América Scarfó, las dos fueron secretarias de Salvadora. Desde el año pasado estoy escribiendo y en poco tiempo termino. Me interesa Salvadora como personaje público, por sus intervenciones políticas, y como escritora por su intento por subvertir representaciones sociales vulgares, por su correr el eje, por descentrar. Me interesa mucho su política de la amistad, también”. Un lujo, ¿no? Estamos muy contentos de tenerla a Vanina en el escenario de La Tribu y, con ella, a Salvadora. No se las pierdan. El próximo jueves 23 de mayo a las 21 hs.


16.5.13

César Duayen


En 1905 se publica la novela Stella que enseguida se convierte en el primer best seller argentino. Stella es la historia de una jovencita que se casa con un hombre mayor y acaudalado, una historia bastante común en esa época entre las señoritas de la alta sociedad. Sin embargo, la sorpresa es el dato que se conoce más tarde: César Duayen es una mujer y, en realidad, su nombre es Emma de la Barra.
Nacida en Rosario, hija de un periodista y casada dos veces con periodistas, Emma de la Barra, desde pequeña, se rodeó de intelectuales y personajes de la cultura. Además de su exitosa Stella, escribió otras dos novelas que no alcanzaron tanta repercusión y un libro para niños.
No sólo la literatura era una inquietud de Emma de la Barra, también tuvo una gran actividad social y de beneficencia. Planificó un barrio obrero cerca de La Plata, en el que invirtió (y perdió) parte de su fortuna. Fue una de las fundadoras de la Cruz Roja, y de la primera escuela profesional de música de mujeres.
En una entrevista dice: "hace un cuarto de siglo las mujeres ocupábamos una situación especialísima dentro del ambiente social. No se concebía la posibilidad de que traspusiera los límites del hogar sin que violara los más elementales preceptos de su organización. ¿Cómo iba a atreverme a firmar una novela? ¡Qué esperanza! Era exponerme al ridículo y al comentario". El jueves 23 de mayo, a las 21, la escritora y editora Mariana Docampo vendrá a contarnos un poco más de esta pionera de la literatura argentina y a leernos algunos fragmentos de su obra. Mariana Docampo rescató del olvido a Emma de la Barra y editó su novela Stella en la bella colección Las antiguas, de la editorial Buena Vista.






13.5.13

Victoria Ocampo


El 7 de abril de 1890 nace Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo. Ahí sí que había para elegir, y ella eligió. Se daría a conocer como Victoria Ocampo. La primera hija de un matrimonio de la aristocracia criolla, la primera de seis hermanas. Criada entre la alta cultura y el saber estanciero, Victoria como sus hermanas, hablaban los idiomas del iluminismo y el progreso: "Mi institutriz era francesa. He sido castigada en francés. He jugado en francés. He rezado en francés". Aprovecha sus privilegios, viaja, lee con voracidad, escribe infinidad de cartas, se frustra por no poder seguir su deseo de ser actriz (su padre repite una y otra vez: “el día que una hija mía suba a un escenario, en ese mismo momento, de un balazo me vuelo la tapa de los sesos”). Conoce hombres a los que ama o seduce, se casa una vez y la traicionan. Nunca más. Se dice que su vida amorosa y sexual era generosa. ¿Un desquite? Cuenta en su Autobiografía: “Hasta mi primer baile se puede decir que no había tenido ocasión de hablar con muchachos. Hablar por teléfono, escribirse cartas, invitar a casa a algún muchacho que no fuera de la familia, no se practicaba ni se admitía. A los 17 años, como prueba de liberalidad, se me permitió jugar al golf en Mar del Plata con muchachos que eran hijos de padres conocidos. Las madres seguían nuestros movimientos con anteojos de larga vista… Todo eso fue alentando mi rebelión”. 
Victoria sigue viajando y se codea con los artistas e intelectuales más relevantes de su época, se transforma en una especie de embajadora cultural, los trae a Buenos Aires, los hace traducir, los difunde en su propia revista, así como también difunde a escritores rioplatenses (Borges, Cortázar, Onetti). Antinazi, antifascista, antifranquista, antiperonista. Esta era su línea enemiga, sin matices. Aparte del mecenazgo individual, dona dinero a causas feministas y culturales. Muere de cáncer en 1979 en su casa de Villa Ocampo. 
Entonces nosotros pensamos: quién mejor que Hugo Salas, que acaba de terminar una novela cuya protagonista es la mismísima Victoria Ocampo (tan o más desfachatada que la original), para encargarse de este homenaje. Y lo invitamos nomás. Ya estamos paladeando por anticipado su venida, y la de ustedes también. Los esperamos el jueves 23 de mayo, 21:00. Bar La Tribu. En esta fecha que dimos en llamar LAS DESCENTRADAS.