31.5.12

Vives/Mistral

Damián Vives leyendo a Gabriela Mistral
Hay besos que producen desvaríos/de amorosa pasión ardiente y loca,/tú los conoces bien son besos míos/inventados por mí, para tu boca./ Besos de llama que en rastro impreso/llevan los surcos de un amor vedado,/besos de tempestad, salvajes besos/que solo nuestros labios han probado. [Del poema Besos.]

30.5.12

Martínez/Plá

Armenia Martínez leyendo a Josefina Plá
Poesía es huir de sí mismo, restituyéndose a la más profunda dimensión; enajenarse y por ello reintegrarse a la plenitud del ser; desangrarse hasta morir, para poder resucitar. Esta aproximación es la que más me seduce. Resucitar lleva consigo una victoria. Y una fuga. Una victoria irreversible para este perenne derrotado. Una evasión paraeste perpetuo prisionero que es el hombre.

29.5.12

Moreno/Storni

María Moreno leyendo a Alfonsina Storni
Yo soy como la loba./Quebré con el rebaño/Y me fui a la montaña/Fatigada del llano.
Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,/Que no pude ser como las otras, casta de buey/Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!/Yo quiero con mis manos apartar la maleza. Mirad cómo se ríen y cómo me señalan/Porque lo digo así: Las ovejitas balan/Porque ven que una loba ha entrado en el corral/Y saben que las lobas vienen del matorral.

26.5.12

Las Modernas

¿A quién se le ocurre atornillar a una blanca palomita con los versos de estas poetas apasionadas a las que encima se degradaba con el título de poetisas? Niños repitiendo como loros tú me quieres blanca, tú me quieres nívea, tú me quieres casta… versos cargados de una potencia histórica que en aula era un tortuoso ejercicio de oratoria. La escolaridad y su épica normalizadora arrasando trincheras.

Mientras en los años 20 el mundo se ponía esplendoroso estas mujeres empezaban a decir la otra cosa. Esa sombra que crecía no era más que la luminosidad de unas escrituras llenas de vitalidad, de gozo desesperado. Resistidas y cuestionadas, aunque también celebradas, estas poetas escribieron, publicaron, vendieron libros y viajaron por el mundo dando conferencias. Pero ¿a quién puede ocurrírsele atornillar a una blanca palomita?

Mucho tiempo después, liberados de la instrucción milica de la escuela, con los años rebeldes amansados a fuerza de seguir vivos, volver a Alfonsina y a Juana, volver a Gabriela y llegar hasta la orilla de Josefina es desandar el camino y llegar a una fuente de completa maravilla que permanece ahí y nos aguarda. Lo que era candor vuelve a ser insolencia, lo que era pertinaz bobera vuelve a ser escritura sanguínea, soltería, autoridad.

A todas las conocíamos y hacía mucho que eran unas tías lejanas, o unas descentradas, o unas feas marimachos como gustaban nominarlas los necios que acusaban a la mujer hace casi un siglo. A Josefina Plá*, española de nacimiento y paraguaya por amorosa tozudez y devoradora decisión, nos la trajo nuestro querido amigo Humberto Bas, escritor también, también desaforado paraguayo. Gracias Humberto.

Y gracias a Gabi Cabezón Cámara, a Armenia Martínez, a Damián Vives y a la divine María Moreno por aceptar el convite y venir a deleitarnos con sus lecturas y su amorosa laboriosidad. Tenerlos es un lujo que agradecemos con humildad.

Buenas noches, muchas gracias por venir y que disfruten nuestro homenaje Las modernas.

* Josefina Plá, en realidad, tuvo su esplendor poético un poco más allá en el tiempo. Se la conoce como una poeta fundamental de la poesía del Paraguay de los años 40. Carne la hace convivir con Gabriela, Juana Y Alfonsina por el capricho de tenerla en nuestro ciclo.

22.5.12

Carne de poetas

Ciclo Carne Argentina presenta

Las Modernas

Alfonsina Storni/María Moreno

Gabriela Mistral/Damián Vives

Josefina Plá/Armenia Martínez

Juana de Ibarbourou/Gabriela Cabezón Cámara

Jueves 24 de mayo, 21.00

Bar de La Tribu [Lambaré 873]

Entrada gratis

19.5.12

Alfonsina Storni

LIX

Adherida a tu cuello, al fin, más que la piel al músculo, la uña a los dedos y la miseria a los hombres, a pesar de ti y de mí, y de mi alma y la tuya, mi cabeza se niveló a tu cabeza, y de tu boca a la mía se trasvasó la amargura y la dicha, el odio y el amor, la vergüenza y el orgullo, inmortales y ya muertos, vencidos y vencedores, dominados y dominantes, reducidos e irreductibles, pulverizados y rehechos.

En 1999 yo andaba recorriendo librerías de viejo y bibliotecas, buscando material para una antología sobre el erotismo en la literatura argentina, así me encontré con Poemas de amor, un libro de Alfonsina publicado en 1926. Ese mismo año Roberto Arlt se daba a conocer con El juguete rabioso y Ricardo Güiraldes agotaba la gauchesca con Don Segundo Sombra. Un año bisagra que marca el fin de una escritura y el principio de otra. Poemas de amor es una rareza en la poesía argentina y en la propia obra de Alfonsina, de una intensidad y una trascendencia que cuesta creer. Amor, deseo, erotismo, violencia. Alfonsina se anima a decir lo que la mayoría de las mujeres calla: podés amar a un hombre casado, podés desear a un hombre (solo desearlo), podés abandonarlo si dejaste de quererlo, podés ser madre soltera, podés deslomarte nueve horas en un negocio y además ser reconocida por tus pares varones, podés atacar a quienes te humillan. Alfonsina dice todo esto y más. Se entiende por qué tantas mujeres de su tiempo la adoraban, la recitaban, la perseguían para que les firmara sus libros. La poesía de Alfonsina es moderna en sus ideas, en su temperamento, en la intensidad autobiográfica. Por todo esto imaginamos que la voz de María Moreno, escritora y periodista, querida reincidente del ciclo, podía hacerla revivir. María Moreno lee Alfonsina, mientras la tribu se deleita.

18.5.12

Josefina Plá

Conocimos a Josefina Plá gracias a Humberto Bas, querido amigo y tremendo escritor paraguayo residente en Neuquén que, aunque hace años que le viene esquivando el bulto a nuestras invitaciones a leer en el Ciclo, siempre se muestra bien dispuesto a espabilarnos. Le preguntamos por una poeta paraguaya contemporánea de la divina trinidad Alfonsina/Gabriela/Juana y enseguida nos nombró a Plá y nos mandó por mail una selección de poemas suyos. Y caímos en ese encanto de azahares y tierra colorada.
Josefina no nació en Paraguay, sino en Canarias, pero se casó con un artista plástico paraguayo y adoptó este país como propio. Allí desarrolló toda su obra, que además de la poesía abarca la narrativa, el ensayo, el periodismo, la pintura y la cerámica. Dice Francisco Corral en su libro Oficio de mujer: "Se la podía visitar a cualquier hora del día, pues en todo momento se tenía la certeza de encontrarla en su sitio, trabajando en su viejo corredor. Bastaba con dirigir la mirada desde la calle al tiempo de cruzar frente al portoncito de hierro para distinguir su perfil a lo lejos, en el contraluz de la galería, sentada en su sillón de siempre, rodeada de sus gatos, leyendo, escribiendo o dictando a su fiel Marciano, su secretario y mecanógrafo. Y era reconfortante saberla allí, en su puesto, escrutando el devenir de nuestros sueños con su intuición penetrante y su mirada infatigable de vigía".
Y el jueves 24 Josefina nos hablará por la boca de otra querida amiga nuestra, la actriz Armenia Martínez, y nos dirá cosas como esta: Libre para nacer sin elegir el día/Libre para besar sin saber el porqué esta boca y no otra/Libre para engendrar y concebir lo que ha de traicionarte/Libre para pedir lo que después te será inútil/Libre para buscar lo que mañana ya no tendrá significado/Libre para morir sin elegir el día.

17.5.12

Gabriela Mistral

Corderito mío, suavidad callada,/mi pecho es tu gruta, de musgo afelpada./ Me olvidé de todo y de mí no siento/más que el pecho vivo con que te sustento.

Era muy chico y mi mamá me acunaba con los poemas de Gabriela Mistral. Desde la edición de los premios Nobel, de papel biblia, me leía esos versos que me fascinaban por lo hermosos, por lo anticuados, por lo luminosos, por lo culpógenos, por lo preciosos. Yo vivía la poesía como un lenguaje íntimo y como algo de valor doble: la maravilla y la vergüenza. Esa delicia que venía desde la voz humedecida de mi madre era una calidez que también me incomodaba: ¿cómo contarle a los amigos que Chile venía a mí por su pluma máxima y que esa intensidad femenil me la traía mi madre? Imposible. Hoy tengo menos vergüenza frente a la poesía aunque sigue siendo un idioma privado. La voz más cierta con la que se le habla al mundo tal vez. El fin. Mucho más que los relatos, la poesía, para mí –y hablo de Gabriela Mistral como de una voz de mi familia- es la verdad última de la fricción de los humanos contra el planeta azul en su derrotero por el firmamento. Por eso queríamos hace mucho tenerla en Carne Argentina y para traer su candor en la dimensión justa, y lejos de cualquier manierismo, invitamos a nuestro amigo Damián Vives que, estamos seguros, nos va a ayudar a escucharla como la primera vez.

16.5.12

Juana de América

Juana de Ibarbourou nació en Melo (Uruguay) a fines del siglo XIX y empezó a escribir y a publicar siendo muy joven. En 1929, con poco más de treinta años, fue consagrada Juana de América. La celebraban los escritores más influyentes de la época, todos hombres rendidos ante sus versos audaces [Tómame ahora que aún es temprano/y que llevo dalias nuevas en las manos./Ahora que tengo la carne olorosa/y los ojos limpios y la piel de rosa]. Su padrino de bautismo fue el caudillo Aparicio Saravia: "Nunca olvidaré una tarde cuando el negro Camundá tocó el clarín y apareció padrino, el general Aparicio Saravia, el General como le decíamos con todo respeto en casa. Venía por la calle 25 de Mayo, con la cabeza levantada, sobre un tordillo. Medio caballo atrás venía su gente, la flor y nata de le juventud montevideana. Estaban los Ponce de León y... era impresionante. Todo Melo los miraba desde las ventanas. Era padrino que iba a hacer la última revolución". Sus poemas se leían en las escuelas uruguayas y también en las argentinas: mi madre siempre me hablaba de su novela Chico Carlo (y no sé por qué cuando la nombraba, se me aparecía la tapa de Juvenilia, de la Colección Robin Hood, en la que un muchacho corría abrazado a una sandía). El jueves 24 de mayo, esparciremos ramitos de violetas por el aire para recibir los versos de Juana en el bar de La Tribu. Y Juana vendrá en la voz de Gabriela Cabezón Cámara, autora de La virgen cabeza y Le viste la cara a dios: dos escritoras tremendas sacándole chispas a la noche de Carne Argentina.