28.9.12

Carne trémula y feliz

La letra preciosa de Leopoldo, en su voz magnética abriendo la noche con imágenes de indias que corcovean hasta romperse para no ser muertas ni en la jaula, ni en el degüello. La gracia y la elegancia de Gabriela sorprendiéndonos de risa y de gusto en un geriátrico con tomas de karate en la conciencia del despojo que se avecina. La emoción mesurada de Guido y su capacidad de
mirar incluso ahí donde está envuelto, devolviéndonos a Marta Lynch de la desidia del discurso acostumbrado. La caricia de Susy, que se le va de los dedos, en el viento, al pasar; abrazándonos a todos con su voz, sus libros y su caja, en el fogón que ardía invisible; bella, poderosa heroína de historieta en el convoy de Once a Moreno.

Estos nuevos y ya entrañables amigos de Carne Argentina reconfirmaron nuestras ganas, nuestra felicidad de hacer, de mugir a pata suelta. Además de ustedes, queridas vaquillonas, las más fieles de las fieles, variopintas, respetuosas, disfrutadoras de la pastura que les preparamos cada una de nuestras noches en La Tribu.
Hasta noviembre, queridas todas, hasta la presentación de la Colección Verano.
Gracias.

27.9.12

Esta noche!!!



Ciclo Carne Argentina presenta
Colección Primavera
Susy Shock
Leopoldo Brizuela
Guido Carelli Lynch
Gabriela Massuh

Jueves 27 de septiembre, 21.00
Bar de La Tribu [Lambaré 873]
Entrada gratis

24.9.12

Gabriela Massuh


Gabriela Massuh es escritora y editora. Durante más de veinte años dirigió el Instituto Goethe y cuando dio por terminada su labor allí, hizo realidad un viejo sueño: fundar una editorial. En esta aventura -como le gusta llamarla- la acompañan Juan Zorraquín, su amigo de toda la vida, y Damián Tabarovsky, quien fuera su primer editor. La "aventura" se llama Mardulce y, desde hace un año cuando publicó sus dos primeros títulos, se perfila como una de las editoriales independientes más prestigiosas del país.
Pero Gabriela Massuh no viene a Carne Argentina para hablarnos de su labor editorial, si no para leernos con su voz calma de provinciana cosmopolita, fragmentos de su última novela La omisión (Adriana Hidalgo). Una historia que surge de una anécdota que le cuenta una amiga médica y que a Massuh le sirve para abordar temas que le interesan: la falta de compromiso, la frustración, la decadencia de la clase alta. "El gran pecado argentino es la frivolidad", afirma.

21.9.12

Leopoldo Brizuela



María Elena Walsh, Idea Vilariño, Elvira Orphée, Leda Valladares, Niní Marshall. Leopoldo es hombre de grandes mujeres, amigas, maestras, ídolas desde su juventud. Lo leímos hablando de ellas, con ellas, y lo leímos, aquí y allá, en notas, recuerdos, historias criollas y cosmopolitas, actuales y remotas, como sus novelas Inglaterra. Una fábula o Lisboa. Un melodrama. Esos sustantivos que acompañan los títulos (fábula, melodrama), hablan de una pasión por los géneros que inician nuestra educación sentimental, hablan de la ficción pero también de la música: “A los cuarenta años, cuando el tiempo se acorta, puse todos mis esfuerzos en el cuestionamiento de ese modo de entender el amor, que, evidentemente, no había inventado yo; era el modo de amar de mis ancestros, de mis padres, ése en fin, que puede verse enunciado inmejorablemente en la canción popular latinoamericana y argentina de los años treinta y cuarenta, esto es, en el melodrama”. El tango, el folklore, el fado, hacen vibrar las palabras de Brizuela, traductor de otras lenguas, poeta, periodista, narrador exquisito. Y tendríamos que agregar, hijo de marinero y viajero. Hoy, con el Premio Alfaguara a cuesta, anda saltando de país en país y en el medio se hace un momento para viajar de La Plata a La Tribu.
La tribu, otro de los escenarios de sus novelas, y los indios. Los blancos en tierras aracaunas. Como el loco de Salvatore Onelli que peregrina a la Patagonia para enterrar a su criada india.

La cierva que nos trajo, tiritando en el carro, la Compañía Inglesa de Tierras del Sur, la que al mirar la jaula que Onelli construyera jaló de la traílla con tanta virulencia que se quebró una pata, y que al entablillarla, en su afán de zafarse, se quebró una segunda, y que al curarle esta otra sacudió la cabeza con tal fuerza que se rompió el pescuezo, convenciendo a Onelli que habría que proceder y la degolló allí, delante de los niños alelados, como si el degollar fuera un signo secreto, el fin de una batalla, esa cierva salvaje ¿qué nos dice del miedo? ¿Fue cobarde o rebelde? ¿Fue suicida o mató, ya que nadie es el mismo? A esa cierva que dieron por fin al león y a los buitres, ¿quién, ahora, no la envidia? [de La locura de Onelli]

Estamos muy contentos de tenerlo a Leopoldo con nosotros, de estrenar la primavera con su música de aquí y de allá. Blancos, indios y mestizos, los esperamos a todos la noche del jueves 27, en La Tribu. 

20.9.12

Susy Shock



Hace un par de años, en un evento que organizó Mosquito Sancineto, vimos por primera vez a Susy Shock. Habíamos ido a ver a nuestra ídola Naty Menstrual y la sorpresa quiso que en el escenario también estuvieran Susy y Klaudia con K, la primera que conocimos como espectadores, durante los 80, en Medio Mundo Varieté. Tres personalidades en el escenario, como si desde el regreso de la democracia hasta ahora hubiera podido aparecer un nuevo linaje que siempre existió –y que tuvo un notable esplendor en la Buenos Aires del 900- pero que ahora compartían el escenario de Caras y caretas. Descubrir a Susy fue eso: el descubrimiento de una voz llena de verdad, de alegría y de encanto. Fue muy difícil arreglar agendas, además de poeta, performer y bagualera Susy viaja todo el tiempo para pasear su Poemario Transpirado por todas partes. Pero hace unos meses vimos la luz de septiembre y clavamos el sí en nuestra Colección Primavera. Imagínense lo felices que estamos de recibirla, de poder compartirla y disfrutarla en Carne Argentina: un lujo, una primavera como corresponde para nosotros y para nuestras adoradas y fieles vaquillonas que siempre nos acompañan. Por eso, refresquen sus mejores harapos y arqueen sus pestañan lujuriosas porque el jueves 27 llega Susy Shock a Carne Argentina. Tomá mate.

12.9.12

La señora Lynch


Foto de Sara Facio

“Fina goza afanosamente de su libertad”. Así se llama el cuento del libro que me hizo descubrirla. Aunque antes la conocía sin saberlo, cuando veía a Luisina Brando enfundada en el sombrero de La señora Ordóñez. Hace tiempo que estábamos ilusionados con hacer este rescate. Una ilusión llena de preguntas, de algunos rechazos cuando lo comentamos, de expectativa. Porque Marta Lynch no fue una escritora más. Marta Lynch fue una escritora exitosísima, pródiga en libros y amores, contradictoria en sus pasiones políticas. Nació el 8 de marzo de 1925, día de la mujer. De la mujer que quiso ser y de la que no quiso también. Dicen que la aterrorizaba el deterioro físico y la decrepitud intelectual, por eso reincidió en tantos tratamientos y cirugías. Dicen que temía que se olvidaran de ella y que producto de una larga depresión, se suicidó en su habitación con un arma de fuego. En aquellos días de 1985, el escritor Jorge Asís comentó: "La mataron un poco todos los que adoptaban un tono de perdonavidas para referirse a ella. Hace unos cuatro años se vino abajo físicamente y no lo pudo resistir. Yo les hubiera hecho un corte de mangas, pero ella se tomaba la vida y la literatura demasiado en serio". Pero quién se animaba a perdonar a una mujer que en los sesenta fue secretaria de Arturo Frondizi, con quien estuvo vinculada afectivamente; que en 1973 fue invitada a ocupar el charter que regresaba a Perón del exilio; que se fascinó con el movimiento Montoneros; que renegó de todo eso en 1976, cuando defendió la dictadura militar, que se la vinculó afectivamente con el represor Emilio Massera, pero que fue una de las pocas figuras públicas que reclamó por la aparición con vida de Haroldo Conti. ¿Quién perdonaba a Marta Lynch?
Se nos ocurrió que este rescate de la Colección Primavera lo tenía que hacer alguien especial, por eso quisimos invitar al periodista Guido Carelli Lynch, su nieto. Seguro nos dice que no, pensamos. Pero Guido no hace lo que pensamos. Guido, valiente y vulnerable a la vez, nos dijo que sí. Nos pone muy felices que venga con su propio recuerdo de Marta y que en su voz suene también la de ella, que entre “en la habitación como si algo -¿el aire?- la empujase hacia delante”.

Guido Carelli Lynch