¿Habéis visto alguna vez un perro triste, flaco, sucio? ¿Un perro de esos que al pasar os miran con gestos que tienen la actitud de manos limosneras? Bueno, este era un perro así. Pero tan triste, pero tan flaco, pero tan sucio, que más que perro parecía hombre. [Jesucristo o El alma de los perros, Juan José de Souza Reilly]
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